En la daga del olvido
que me arrebata la vida,
que me envenena la herida,
estoy perdiendo el sentido;
lentamente lo he perdido,
una pasión desmedida,
con intención homicida
sin piedad me ha destruido;
breve se me va el aliento
en paulatina agonía
soy cual errante sediento
lleno de melancolía;
mas no oirás ningún lamento,
¡basta ya de cobardía!