Hay que ser muy atrevido para amar
en una sociedad misógina y llena de desamor
donde los lances de los piropos
son considerados ofensas y acosos.
Los dueños de los espacios siderales
pueden reclamar pagos por las menciones lunares
y por lo regalos de estrellas que hacen los enamorados.
Hasta un elucubrado y sintético orgasmo
puede ser tenido como objeto de lucha de géneros y clase.
Yo no tengo luz para la oscuridad
ni hago camino al andar
pero se caminar entre espinos
y con los ojos vendados me muevo mejor,
es la estulticia lo que llamo sabiduría, mi guía.
Si no fuera por los fracasos
no seguiría vivo, la gloria del éxito
hubiera engullido mi aurea
y mi escuálido espíritu abría sucumbido
a los polvos de estrellas de las ninfas.
Lo lúdico me ha atrapado en su laberinto
y juego solitario para entretener al desdén
siento el escupitajo del moribundo
que saliva sales antes del vomito prieto.
Todo tiene un precio de oferta, de baratija
el marketing de los sentidos endulza los mercados
y todos llegamos con etiquetas de rebaja
antes o después de la virginidad robada.
No hay quien arroje la primera piedra
Jesucristo se ha quedado estupefacto
Magdalena no es la pecadora irredenta
es la primera vez que cae una lapida sobre su nombre.
Todos miran al amor como el báculo
para el conjuro de los odios adánicos
sin embargo niegan el perdón a sus hermanos
de sangre y religión cayendo en el obstáculo.
Allí en el sortear de los días
en el solsticio de los años
cuando las virtudes y la piel añeja
sean como sucios paños
y no queramos otra cosa que morir
volveremos a sentir el vértigo de las norias.