Si el mar se secara. Si una carretera de curvas
estrechas uniera los besos.
La miel de tus labios libara en los míos
y ambos respiráramos tan solo un aliento,
tan solo una vida prendida a la otra,
un alma transida que ocupe dos cuerpos.
Si tú fueras yo, y yo tu camino,
iríamos fundidos por mundos etéreos
gritando alborozos, diciendo:
¡Te quiero!