Sus voces legendarias
murmuran.
Arrullan
la siesta bajo la carpa,
leyendas inconclusas
de naufragios
y apariciones.
Crujen los viejos velámenes
en las tempestades.
Eolo sopla, y se oye el canto
de náyades y sirenas.
Sin contornos,
siento
que no pertenezco a la tierra
ni al mar.
Ünica sobreviviente
de un navío desaparecido
hace siglos
sigo buscando
mi verdadera
historia.