Que me digan por qué, si alguien lo sabe,
tardé una eternidad en encontrarte;
pudo deberse a que nacieras tarde,
que yo naciera pronto también cabe.
Ese desfase fue, qué coincidencia,
el tiempo exacto que tardé en quererte,
antes no pudo ser, sin conocerte.
Podría, en un exceso de inocencia,
creerme que quizá pudo haber sido
lo que imposible es ya si, mucho antes,
hubiéramos, por suerte, coincidido.
A fuer de ser sincero, no lamento
ser nada más que amigos, es bastante,
que yo, solo con verte, estoy contento.
© Xabier Abando, 01/02/2018