Encuentro mágica tu boca,
que se llena y se desborda en la tormenta,
cuando me adentro a la cálida gruta que es tu cuerpo,
inmerso en la penumbra,
en la absurda memoria del tiempo.
En esta atmósfera de sueño y pesadilla,
arribamos en la calma y el olvido,
y todo parece trivial fuera de ti.
Se obnubila mi vista ante tu piel,
de ese color que nada más tiene
y que todas las cosas toman.
Me aprisiona esta presencia tuya,
no anhelo más la libertad,
solo busco entre huracanes,
el que trae el canto de tu voz.