Lo que se llevó la pandemia
Se llevó la alegría, y acabó con los rostros de sonrisas coloridas
El entusiasmo, la diversión y los gritos llenos de algarabía
Se llevó la música, que retumban sus ecos en los muros de la melancolía
Los corazones que palpitan ardientes, que el cuerpo asfixiado, lentamente moriría
La pandemia se llevó, los jardines florecidos de fragancias y armonía
Los placeres pasionarios con sus anécdotas cargadas de risas y picardías
Se llevó el bullicio, los chismes, las reuniones y sus habladurías
Arrasó los versos y las rimas, de mis escritos llenos de poesías
Se llevó la soledad de las iglesias, los sermones y sus procesiones
Los aires frescos, que azotaban la cabellera de la mujer hermosa en los balcones
Se llevó la rutina, la contianidad en las labores y en el trabajo, sin dar explicaciones
La tranquilidad, de sueños placenteros, sin pesadillas, ni imaginaciones
La pandemia se llevó los días radiantes y asoleados, de soles esplendorosos
Las noches de luna llena, de rayos celosos, de estrellas y cielos maravillosos
Se llevó los atardeceres, de tornasoles y arreboles, únicos y majestuosos
En las mañanas frescas, espantó al ruiseñor de cánticos armoniosos
Se llevó rauda la pandemia, los besos apasionados de los enamorados cariñosos
Arrastró las partituras de las hermosas melodías, que entonaban los melómanos bulliciosos
Se llevó las sabanas, que cubrían el lecho de los amantes tempestuosos
Rasgó las cortinas, que cubrían las pasiones al mediodía, de los ardientes pecaminosos
La pandemia con su virus, destiñó los colores de la bandera, que ondeaba desprevenida
Se llevó las ilusiones, que volaban en las mentes de anhelos convertidas
Pudrió la riqueza, que desvela a los poderosos, que la tienen en sótanos, escondidas
El vendaval del coronavirus, envolvió en remolinos el futuro, sin salidas establecidas
Apagó la vela, que prendía el pabilo de la esperanza, de llamas encendidas
Se llevó presuroso el egoísmo, la maldad, la fe y la confianza
Llenó el cuerpo y el alma de miedos, de odios y desconfianza
Se llevó la vida, el amor, la salud y los gritos jubilosos de alabanza
El huracán de la pandemia, arrasó con el aire y cercenó los pulmones de la esperanza
“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga- marzo 31-2020