rodar desde cada
uno de tus rostros
hacia el no ser
de los vestidos
bajar donde
los senos desafían
engullendo
en su pureza
la escasa tranquilidad
y continuar el viaje
rumbo al instante
que desliza
la avidez
hacia el degustar
oculto
que sabemos
y desde allí
avanzar al momento
de penetrar al limbo
olvidados
exagerados
ensimismados
buscando perlas
en el fondo
de un océano
que nos va tragando
para jugar
a los tsunamis
con las
transpiraciones
Eduardo A. Bello Martínez
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