He encontrado rastros de ti
en mi entrañas subiendo como arañas.
Aun el olor de la sangre
me sale por el aliento y la siento
como el sabor terroso en toda mi.
No se si es sal, ajenjo o puro veneno
pero huele a hiel y sabe amargo.
Me quedan todavía tus uñas
clavadas a mi vientre y a mis duros pechos.
No va hacer fácil morir
aunque una parte de mi huele a podredumbre.
No podré virar la página de la historia
y quedarme quieta, sin retorcerme de dolor.
Esperaba ver la luz del amanecer
brillar en el horizonte de mi ser
pero has sembrado de oscuridad
todo mi prado en plena siembra de amor.
Esperaba piedad, mas tu impiedad
laceró y mordisqueo cada rincón.
Ahora soy un montón
de huesos y carne en la suciedad.
Me querías sucia, herida, sodomizada
retorcida por el dolor de parto de tu pecado.
Ahora no podré compartir mis sueños ilusionada
me siento como animal desterrado.
Respiro tu aliento mohíno
debe ser porque no puedes ser mas larvario
sin identificación del ser humano
que un vil rastrero gusano.
Emponzoñado desde tu creación
has asestado dentelladas y puñaladas
sin que evolucione tu maldita razón
dejando en inocentes tus marcas señaladas.
Mira, siente, goza
haz de mi laceraciones y heridas tu risa
toma mis despojos y troza
que moriré sin prisa.
Temeré el mañana
porque seguramente no habrá mañana.
Solo una desolada hendidura
en mi avinagrada piel por el dolor.
Tienes suerte que solo tengas una raspadura
y yo pierda de mis labios y manos el color.