Este es un girasol
elegante, reservado,
que cuando a la orquídea vio
de ella quedó prendado,
por ser fina y delicada
y tener tanta belleza,
él le fijó su mirada
y la guardó en su cabeza.
La orquídea se percató
de la mirada certera
que el girasol le lanzó
y se alegró que así fuera.
Porque ella, sutilmente,
a él lo había mirado
y sintió, sencillamente,
que la había cautivado.
Así quedaron prendados
La orquídea y el girasol,
él su encanto le ha brindado,
ella, brilla como el sol.
Vero