Eres la mujer hermosa
que iluminó mi vida,
esa dama consentida,
tan sutil y esplendorosa,
esa tan divina rosa
que por pasión desmedida
y actitud comprometida
hoy la adoro como diosa;
y tanto, tanto la quiero
que se ha tornado obsesión
y por no verla me muero
mas tiene tal compasión
que, como aliento sincero,
Amor es, del corazón…