Guardián De Ángeles

El ímpetu de amarte

Tu piel es álgida y nívea, tu dermis reclama mis caricias,
tu labios precisan de la cercanía de mis besos,
tu integridad añora a voces los arrebatos
que has soñado cuando te agazapaste entre mis brazos,
produciendo con pasión miles de fulgores;
mas como el tacto con que sutilmente puede asirse
a la flor más espléndida y más deleznable,
así es, mujer que hechiza, cómo podría manifestar
que irrumpiré sobre tu laya de encantamientos,
seduciendo a tu alma, estremeciendo a tu ser
y erizando a tus pensamientos, así te amaré.

Interno, entre cada astro, el nocturno y el diurno,
te amaré incesante cuando te mantenga
sujeta a mi estremecimiento, será extraordinario,
los ángeles visarán que cuando ocurra
la dicha de amarte inmensamente, será tan sublime,
porque esa dicha, el Amor de verdad la ratifica;
en mis destellos y espectros se origina
el ímpetu de amarte que más se acrecienta,
bello ser, así es como he aprendido amarte,
con el deleite de buscarte y engrandecerte;
y en pulir este arte mi alma se aplica,
porque el mismo gozo quiero ofrecerte.

Oh Amor, cruelmente retrasas los pasos de mi amada,
negándome la certidumbre de su presencia,
tétrico quedo, expectante con mi alma que se inquieta
y mi mente decide acompañarse de la tristeza.
¿Será acaso que no vendrá? Si con frenesí
añoro su advenimiento en mi corazón,
las penumbras disipan a los sueños en mi cognición,
timorato dejo morir a mis anhelos de esperarla
y discurro en afirmar que nunca podré tenerla
del modo excelso que planificó mi estremecimiento.
En las hojas que el viento arrebata en su furor,
visualizo su ausencia y me gobierna el malestar.
En cada despido del astro rey, más la añoro…
¿Acaso mi amada, no vendrá aunque le clamo?
Ninguna filosofía y teoría logrará explicarme,
las razones de esta disyunción que inicuamente y con perversión
el destino consiente, sólo para negarme
la consumación de entregarle el corazón
a mi amada, que seguro estoy en afirmar
que me añora tanto como la he llegado a añorar
y creo que allá donde ahora está también ha de buscarme.

Amada mía, si el olvido certeramente arremete
acosando tu semblante con aires de libertad,
disponiéndote a pensar que ya no te siento,
que tus rastros los vedo con cadenas
y que de tu fuego me hice enemigo,
que la escisión de nuestras almas, ahora,
ya no me propicia a sentir las dolencias,
que por abandonarte no me arrepiento
y que calcino a los vestigios que me dejaste;
para mí, grato es saber que nunca renunciaste
a las remembranzas que con reserva
guardo profundamente en tus sentimientos,
no mates en tu dermis las insistencias
y cesa tus lamentos en tus noches en vela,
las espinas que se te injertaron languidecen
con crueldad a tu corazón, más yo,
las cambiaré por las flores que se renuevan
bellamente sobre nuestro idilio al consumarlo.

Seguro estoy que me amas con pasión,
aún cuando te hallas de mí distante,
me amas en tus recuerdos y vuelas,
eres llevada por el fervor del entusiasmo
atravesando mares y sorteando al viento,
persistente sigues en el cielo a los vestigios
de las estrellas que gráciles brillan en la inmensidad,
porque me buscas con ímpetu continuamente
y vas vociferando en silencio nuestro secreto,
mas las veces en que se esconde mi hálito
te abruman la zozobra y el cansancio;
no temas, aún te sigo hacia la eternidad
y no he de abandonarte te lo manifiesto,
tú sabes que perpetuamente te he de amar,
aunque siempre se oculten mis estelas,
siempre estoy presente en tus pensamientos
y deberás soportar a los litigios de monstruos
hasta el día que nos volvamos a encontrar.


Plasma tus suspiros, con belleza en letras,
cada vez que irrumpo en tus pensamientos,
que es así con tus grafías que penetras,
gracias a tus frases, en mi alma
porque llenas de arrebatos a mis momentos
y torbellinos de éxtasis disipan a mi sosiego,
tornándome hacia la inquietud por intensificar
el tatuaje -en las paredes de tu sagrado ser-
donde escribí mi nombre para recordarte:
que es a mí a quien tu corazón adora
y que yo soy quien te hace perder la razón,
que son mis caricias las que tu piel implora,
que soy todo de ti y tú toda de mí… mujer.


Sigue escribiendo para mí, en el orbe,
y pon las letras en cada uno de las constelaciones
y forma en ellas frases para que yo las lea,
escribe también sobre las hojas en el verdor
de las arboledas donde pernocta mi frenesí,
escribe en los tallos las palabras más bellas,
escribe mas de mí, porque quiero que recuerdes
siempre que tuyo es mi fiel corazón,
escribe en las aves para que yo las visualice,
en cada una de ellas pon frases bonitas de amor
y en los cristales usa en cada letra un color diferente,
para que en mis ojos se proyecte la claridad
del amor que por mi sientes y así seré propietario
de las luces emergentes del sueño
donde morará nuestra pasión por la eternidad.