Ben-.

Danza absoluta-.

La sangre, mixtura blanca,

tuétano de la raíz mística,

lienzo de la hemorragia cíclica,

fuste de columna hebraica,

suceso de caparazones en la ermitaña

avenida, la sangre, sí, ese dominio

estricto de golpes azotados. Sangre,

hoja diminuta, trastorno en la piel,

sombra disecada, museo del hambre,

contusión diseminada en semen, esparce

el eco de un sonido roto. Sangre

sí, ámbito sigiloso, que construye

su megáfono altivo de petulancias y arrogancias,

inquebrantables, montañas han intentado

aplacarla, imposible. Su tatuaje

se lleva impreso, alma. Disputa

asesinada, combate distinguido, altivez

de rosa enjaulada, fórmula de un logaritmo

inequívoco, matemáticas del silencio

que nunca cede entre llantos. Mazorca

del baile absoluto, sangre, esa enfermedad

desde el trozo de piel helado hasta la rodilla

contusionada. Coágulo imantado, rectilíneo

paisaje de cipreses, cementerio de plaquetas.

Glóbulo al fin en su guarida materna.

 

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