Carol Elizabeth García Carroz

Telarañas - Parte 9

7 días antes de ir a la casa de mi abuela para siempre, esto fue lo que pasó, descubrí después de ahondar mucho en mi cerebro.

 

Mis padres estaban discutiendo por algo que no recuerdo, tan sólo tenía 5, así que salí corriendo al bosque que estaba detrás de la casa, ya la noche estaba empezando a caer y me encontré un árbol inmenso como de roble, por hojas tenía flores, y cada que me acercaba algo brillaba en medio de él, tenía como una abertura de la que emergía una luz violeta y verde, al estar casi a su frente me encontré con una flor violeta de hojas verdes bioluminicentes, la flor era enorme, casi tan alta como yo, y me puse al lado de ella para detallarla mejor, quería memorizarla para dibujarla y regalársela a mi mamá...

 

Me tenía muy maravillada aquella flor esplendorosa, sentía como si me recitara, mientras la veía, las más bellas prosas, la luz de la luna se colaba entre las hojas, e intentando ver a un búho que sonaba, me concentré en lo alto de las copas (de los árboles). Y cuando concentré en eso mi mirada, vi que encima de mí brillaba una luz blanca, era la luz de la luna que entraba por el tronco hueco del árbol en el que me hallaba metida, aún así esto no fue lo que más me generó sorpresa, pues un segundo más tarde me enfoqué en lo que cubría toda la superficie interna, eran un montón de arañas que se preparaban para asaltarme. Y así fue, una tras otra empezó a caer sobre mí, me hacían cosquillas en todo el cuerpo, me sentía desesperada y asqueada al mismo tiempo, eran tantas que no las podía quitar, en definitiva me tenían acorralada, ahora la luz de la flor más hermosa, estaba siendo opacada por la situación tan horrenda en la que me encontraba. Simplemente después de eso no recuerdo más nada.

 

Desperté en la habitación de mi casa, con mis padres viéndome con cara preocupada, el cuerpo me dolía, tenía la mirada cansada, y me sentía muy fatigada... Mi papá me intentó explicar que desaparecí durante 1 semana y que al recuperarme ellos, ya me había pasado todo esto. Me vieron en el patio trasero tirada, con las manos manchadas de una pintura luminiscente verde y morada, y con un montón de golpes de gravedad y muchas picadas de arañas.

 

Los primeros 2 días mis padres me cuidaron mucho, pero después, cada vez se les veía más raros y distantes. Empezaban a comportarse tontos y dispersos, cada vez sus ceños se fruncían más y más angustia se les veía en la cara. No sé la razón, pues en la casa no vi arañas, pero si recuerdo el aumento gradual de telarañas, se me ocurre que ellos las veían pero yo no, que las veían seguirme o en mi cuerpo, que las veían rodeando mi habitación, o cuidándome a su manera el sueño.

 

No sé. Sólo sé que toda mi vida es ininteligible e inescrutable. Sólo sé que no creo que pueda acostumbrarme. Ahora sé que sí llegaron a picarme, que no son tan inofensivas, que tal vez si me quieran dañar, más bien, ya lo han hecho, ellas han dañado mi vida. La arruinan día tras día... lentamente, con o sin alevosía.

 

6 de Abril del 2020...

Carol Elizabeth García Carroz.