Perdí la cordura al crecer, perdí la pena, la vergüenza y también perdí muchas cosas que quería, perdí tanto, perdí la inocencia, perdí lo tímido que en mi personalidad era, perdí lo tonto aunque no tanto, porque sigo siendo un tonto enamorado.
Tan tímido y tonto, que llegó a mi la gallardía, la valentía y las ganas de enamorarme cada día, ya que el amor es como oxígeno, sin el no se vive y sin oxígeno no se respira.
Pienso en lo timido del ayer, en donde con un beso me volvía tonto pero sonreía, porque así de tonto me sentia cuando observaba a la bella dama que en el bachillerato quería.
Perdí lo tonto, lo timido y crecieron en mi, los dotes de David; afronte mis miedos y me decidí, volví nuevamente más timido que ayer, más tonto que al principio, pero solo un tonto y timido puede por amor renacer.
Henry Ruiz
10 DE ABRIL 2020
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