Antes que ninguna fue mi primer amor.
Con ojos de niño en tu huerto de madrugada
este enano se enamoró de ti como de la flor;
en el perfume infantil que llama a la inocentada.
Bebiendo de tus aguas mi mar quedó satisfecho;
bebiendo de tu fuente pude saborear tu belleza,
conociendo así el amor, invadiéndome mi pecho
de rosas, cielo azul..., un momento de delicadeza.
Pasó el tiempo y otros amores encontré.
De puntillas, mis amoríos se borraban de un plumazo;
frutas tentadoras me invadían de un sablazo.
Un día te fuiste, para ya jamás no volver,
y sabe bien Dios, cuanto deseo volverte a ver,
para gritar al Cielo que te quise, te quiero y te querré.
NACHO REY