Quiero la eternidad de tus efímeros besos, prometer la nada sincera dejandote todo.
Ser la causa del efecto mariposa de tu sonrisa, para alquilar posada una noche en uno de tus hoyuelos.
Aprenderte la piel de memoria con los labios libres de mentiras, para recordarte cada vez que saboreé tu recuerdo.
Que tu Dios que es mi Dios, perdone nuestros rebeldes impulsos de hacernos libres deshaciendo sus límites.
Que entiendas que no me quiero quedar, pero te dejo conmigo.
Que se te olvide mi nombre, pero no cómo llamarme, y que me encuentres en la punta de tus dedos, cada vez que me necesites.