Es el choque de mis nudillos
el que perjudica,
irremediablemente,
tus sentidos.
Solemnes, y sin ruido
no son ellos los heridos.
A duras penas puedo
trasportar el humo
con tu mano como nudo.
No hay sábanas enroscadas
ni pies fríos,
solo un asco, oscuro
y tremendo vacío.