Flotabas ya, turbia e inconsciente,
antes que el remanso de la vía láctea
se aquietara,
antes que esta redonda urna funeraria,
que guarda en su profundo cáliz
la sangre de sus muertos,
(barca sin timón
en pos de mares ignotos,
y que nos lleva, náufragos
en este loco viaje sin retorno),
se vistiera de ardorosos frutos
y se adornara de tardes otoñales.
Trémula y en éxtasis ante ti misma
viste desfilar eras innombrables.
Mas, lo has olvidado todo,
y para ti sólo existen estos pocos minutos,
este manantial que corre entre los juncos,
y estas amarillas mariposas
que apenas ayer eran orugas
y que ahora, sin embargo,
con su corta vida escrita sobre las alas,
son todo tu tiempo.