Sábado , día trece de nuestra cuarentena , me desperté más temprano que como lo hago siempre , me despertó el silencio de esta misma incertidumbre , abrí las cortinas de la ventana , vi cómo las nubes le dan paso al la luz del sol , era un día radiante como si el cielo se alegrara de la llegada de su visitante, después que nuestro señor Jesús , bajo a los infiernos y venció a la oscuridad con su luz , y nuestros pecados vencidos por su gracia y así , llegar al cielo .
Aunque aquí en la tierra aún se siente el frío , van pasando los días , seguimos en reflexión , todo este cambio es tan fuerte pero, no doblegará nuestra paz , ni nuestra mente .
Así como Jesus grito en la Cruz en un momento de debilidad “Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado! , así nosotros hemos estado implorando el porqué de este mal .
Estamos en el momento perfecto de pensar que es necesario detenernos y dejar correr las tensiones
En ocasiones esas mismas tensiones son acomunadas por lo que vemos , leemos o escuchamos , y eso sentimientos se convierten en miedo , nos sentimos acabados pensamos , que todo se ha terminado y exclamamos como lo grito El al final “ Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu “
Pero hay que tener fe en Dios , en la vida y en Nosotros , estamos seguros que cuando este mal que nos acoge termine , será el comienzo de una nueva forma de pensar, de ver la vida y estamos seguros que será mucho mejor
De igual manera al final del vía crusis , la lección que nos deja Jesús ,es un gran mensaje para todos , es el comienzo de algo nuevo para la humanidad , dejemos los miedos y temores , seamos responsables, con nosotros mismos amemos y respetemos la naturaleza , sobre todo... la vida misma .