Era de noche.
Buscabas por el mar
una sonrisa.
Con tu farol
veías a las olas
llegar a ti.
Lindas sonrisas,
llegando hasta tus pies
para besarlos.
Eran mis versos,
estrofas de un poema,
deshilvanado.
Llevaban rosas
y sueños de la tarde
que recogí.
En esas letras,
con versos elegidos,
puse tu nombre.
Tú suspiraste!...
¡Qué cuadro tan hermoso
para pintar...!
¡El mar las olas,
la arena y las resacas,
contigo al fondo!
Y es que el amor
no sabe de fronteras
ni de distancias.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/02/20