Me gustaría decirte tantas cosas, me gustaría decirte por ejemplo que me dá miedo dormir por si te sueño, por si despierto y ya no estás. Por si sueño que vuelves y al despertar empieza la pesadilla. Me gustaría verte para saber que siento cuando me vuelvo a cruzar con esa mirada que tantas veces me miró desde el otro lado de la cama. Me gustaría saber si aún tienes ese brillo en los ojos, sobretodo me gustaría saber, si aún sigo queriendo dibujar un futuro en tu espalda despues de todo. Me gustaría decirte que te quise desde mucho antes, pero me empeñe en pensar que simplemente me gustabas y no, te quería! Te quería desde aquel día que te miré de forma distinta, como quien está preso y mirá por la ventana, fuiste el rayo de luz en mitad de tanta oscuridad. Fuiste libertad, la libertad que otros brazos me quitaron. Quisiera contarte que aquella noche te abracé mas fuerte por miedo a soltarte y que salieses corriendo, tenía tanto miedo de despedirme de tí, que fui yo quien se fue alejando y no, no busques una explicacion porque yo tampoco la tengo, fui una imbécil por callarme cuando me comían las dudas. Por no ser capaz de sentarme a hablar contigo y decirte que estabamos cambiando y no me gustaba. Fue más fácil salir corriendo como los cobardes. Como quien tiene miedo de hacer una pregunta, por no soportar la respuesta. Fue más fácil echarte la culpa a tí y no, no la tenías. Y ahora me doy cuenta que todo era mas facil, que tú tambien querias una solución y yo me invente otro problema. Si hubiésemos hablado aquella ultima noche, si mi orgullo que hubiese permitido decir que te estaba echando de menos y nisiquiera te habías ido. Ojala pudiese volver a aquel tiempo, aquel momento de decidir si eras para siempre o si esto terminaba aquí y créeme que cambiaría nuestro destino, pero callé y ningun reloj es capaz de volver el tiempo atras. Ninguna lagrima ni ningún reproche me devuelve el dia en que te perdí por miedo a perderte. Me gustaría pero es tarde, demaciado tarde para decirte todo aquello que no me dio tiempo a explicarte, todas las veces que callé por miedo o por orgullo, demaciado tarde para devolverte todos los domingos que te debo. Todos los besos que no nos dio tiempo a darnos, todos los versos que te escribí mientras dormías y nunca fui capaz de recitarte e incluso los que te sigo escribiendo y tú quizas no lo sabés. Maldito tiempo que se me escapa de las manos y cada vez te siento más lejos, maldita manía de callar lo que sentimos. Maldita manía de esperar a perderte para saber que te necesitó como antes conmigo, maldita manía de querernos mal, maldita manía de quererte a destiempo. Ojalá al menos haya aprendido que es ahora, que no hay un mañana cuando se trata de amar, que a veces mañana es demaciado tarde. Que siempre mañana es demaciado tarde..