Bebo de aquellos destellos que no avisan de su llegada
que enhebran a la aguja
de los pequeños susurros que resguardan a las más grandes verdades
de versos cálidos que despliega la catarina; cuando en su peregrinación por la pared desafía a la gravedad.
No me niego a los casi indivisibles hilos que le dan forma al mundo
aprendí que un punto es un universo
y que hay brújulas esparcidas en la casi invisibilidad.
No corro en lo que parece no existir
voy lento como el caracol
presintiendo engranajes
entre las más leves señales
vientos de mariposa
silbidos de flor.