Señorita, permítame verla a los ojos y reconfortarla, déjame levantar una de tus manos y ponerla junto al sol, imagina que te abraza y te da toda la esperanza del mundo.
¡Pero no lo toques por tanto tiempo porque podría quemarte!, ¿Me explico? Así es el amor, cálido como una cabaña en invierno, capaz de esclavizar hasta al más temerario y de hacer llorar a la montaña más rígida.
Señorita, así es la realidad, y creo que ya la comprendiste, por eso vives apegada al desapego, pero más fría que caliente y más triste que feliz, porque una vez el sol te quemó y quedaste traumada.
Ahora voltea a verme, mirame como si la luna cayera sobre ti y escúchame como si cantará como los ángeles, que yo solo quiero decirte una cosa: DEJATE AMAR.
Aunque parezca complicado no lo es.
Déjate amar por mi y no me desaires, sé que no soy necesario para ti pero tú para mí si. Y soy feliz con eso, en verdad lo digo. No te quemaré con un abrazo o con un beso com alguien más lo hizo en días de antaño.
Déjate amar, que es maravilloso. La experiencia te dejó un estigma que no podré cerrar, pero, si me permites, la ocultaré para siempre donde la luz de ningún sol la encuentre. Pero para eso déjate amar.
Y si te cansas de mi está bien, mi meta probablemente habré cumplido, que entiendas que no todos los soles queman y que quiero que seas feliz, aunque no sea conmigo.