Tristes cabezas inclinadas,
lamiendo el polvo,
besando huellas infames,
se arrastra el mundo;
como un mono sabio
extendiendo la mano
para recibir los cacahuates de la limosna;
como una lombriz incauta
que sueña con las alas,
mientras se llena la boca
con la mierda exclusiva,
anatómica, vegana, ecológica,
de esta nueva era neoliberal y holística.