Ya no habrá lunes de fiesta,
tampoco martes de olvido.
El miércoles será un solo día
y el jueves no tendrá suspiro.
Los viernes vertiran silencio,
lejos del canto, sol y paraíso
y cada sábado estará desnudo
pensando dónde has dormido.
Se abolirá también el domingo,
sin almuerzo y de ayuno herido.
Nadie se alzará al mediodía,
invitándonos ha comer unidos.