José Miguel Núñez

ALEXA, BORRA LOS TEMORES

Alexa, dispón que las noches se conviertan en día y que los días sean agua fresca que navega desde las montañas, trayendo cataratas de rosas y lluvia de colores atrevidos que duermen sobre las estrellas al llegar la noche.

Alexa, clávate en el baúl de mis recuerdos y extrae con manos hábiles los dolores que desfiguraron mi alma, que transformaron mi ser, envolviendo el reflejo del sol sobre las aguas o cubriendo la voz de la luna.

Alexa, toca con tus dedos las alegrías no vividas y haz que vuelvan las risas que nunca llegaron o los amores que murieron sobre un pétalo de esperanza.

Alexa, despoja las espinas del camino, pero sin dañar las primaprimaveras que nacerán en mi destino; remueve los latidos engañosos de aquellos cuya voz es la traición y la hipocresía la barca que los mueve sobre aguas de mentiras.

Alexa, crea vientos de posibilidades que alimenten las bocas al amanecer e iluminen los destinos al anochecer, que hagan frescas las estadías en los desiertos de la vida y calientes las tardes cubiertas por el frío de la soledad.

Alexa, cubre mis oídos ante la voz desmedida del rencor, ante el sonido estridente de la venganza o frente al fugaz llorar del hacha cuando injustamente lástima al viento simplemente por estar en el momento en el que el calendario se aproxima al letargo.

Alexa, abre las puertas del bien y déjalas bien abiertas para que desfile humillado el mal, abiertas para que la luz de la bondad no requiera llamar y con autoridad su figura poder pasear.