Quiero empezar esto con la obra de arte de Rembrandt del año 1654.
Ya que es un magnífico lienzo de estilo barroco y que representa una carta a ella de parte del rey para invitarla a su palacio.
Pero cual es el meollo del asunto, en esencia es la carta.
Con la cual me quiero expresar y decir tantas cosas que no te pude decir de frente y al momento me arrepiento.
Por qué cuando estoy frente a ti no puedo dejar de ver tu sonrisa con esos dientes tan perfectos, esa nariz milimétricamente exacta con una línea que la hace parecer operada y que quisiera morder dulce y suavemente. Tus labios, tus dulces y delicados labios que al hablar no dejo de ver sus movimientos. Pero si habló de movimientos, tus manos son un bello ejemplo de cómo hipnotizar usándolas. Te expresas tanto físicamente, que si de tu boca no saliera una palabra, te entendería perfectamente. Todavía guardo la foto de tus manos llenas de pintura por tu bello trabajo.
Del cual cuando me hablabas de el y de tus pequeños, me fascinaba la manera en que lo hacías. Me llevabas a ese momento de tu día. Y tus risas a veces riendote de ellos y con ellos, hacias que saliera mi risa. Y verte bailar, así tan de repente, tan expontanea y me decías que bailará contigo. No baile y no por que no quisiera si no por que disfrutaba ver como lo hacias. Verte desde tu cabello y recorrer tu cuerpo hasta la punta de tus pies. Ahí por donde las abejas te picaban tu dedo. En si admiro todo de ti! Creó que esta de más decir que tus ojos son hermosos, por que es algo que toda tu vida te han dicho. Solo que cuando yo los veo pienso en un bebé con tus características. Y ya se que tu NO QUIERES. Pero un día me dijiste que te hiciera un hijo.
Me estoy desviando del tema!
Tengo tantas cosas que podría escribir.
Pero no quiero aburrirte con muchas letras y regresando al comienzo de ésto. No soy un rey y obviamente no tengo un palacio. Pero tu eres Bathsheba y está carta es para ti!