Guardián De Ángeles

Sentimiento que brota

Si la condición para sentirte, otra vez,
es que volvamos a ser desconocidos,
dejemos a nuestras almas sin ropaje
y mostremos nuevamente la elevación
de sentimientos que en nuestro interior moran;
sí, aparentemos que vivimos una quimera
y olvidemos la unión de nuestros sentidos,
la aceleración de agitaciones en el corazón,
los dichos de amor que a nuestra mente incitan,
olvidemos nuestros lapsos de compatibilidad,
mengüemos al escozor de la soledad
y encendamos la oscuridad de esta noche,
entregándonos a la suavidad del exceso
y desvanezcamos la frialdad de este nocturno.


Aguarda, mujer, en tu lecho,
tal como la Reina en su belleza de este cuento
e incesantemente en las mañanas espera,
al que garbosamente siendo un príncipe de verdad te ame,
sigue almacenando hermosuras en canciones
dentro de tu corazón y con sutileza goza
aspirando al efluvio de las flores que te rodean
y permite que los rayos de sol te noten
recalcitrando desde tu balcón como doncella de nobleza,
porque sin duda ya se encamina el que te ama
deseando verte con tu vestido de seducción,
digno de tu preciosidad y de tu dulzura;
y en tu senda que solitariamente vas no te desconciertes,
aún se deben vencer lastres animosamente,
sin embargo la espera ha de consumarse
en un amor que mutuamente será entrega sin condiciones,
no permitas que la desesperanza llegue habitar
en tu alma, que eso tornaría en algo fatídico
a este idilio que está destinado al mejor desenlace;
que de tu ser la paz logre adueñarse
para que dormites en tus noches con serenidad,
pues el arribo consistirá en el momento
sin sospecha del beso que irrumpa, atónitamente,
en tus labios llenando a nuestras almas de eternidad;
persiste y jamás desistas en la espera,
y cuando veas a tu alrededor a los enamorados
que transiten febrilmente tomados de la mano
y parezca que el tiempo consume este sueño,
no temas y permanece pertinazmente en la expectación
hasta que yo con sorpresa te robe el corazón.


En la dimensión del alma todo es real,
es real este sentimiento que brota,
tan genuino es aunque no sea tangible,
y tú eres -sin duda- mi Reina de candor,
porque es mi corazón quien te lo confiesa;
no temas en mi intención de agradarte
y es que en la pampa del misticismo puedo besarte
el pensamiento, ¡oh mi Reina de hermosura sin igual!


Desde mi inminente partida,
te has quedado extraviada y medrosa,
la sonoridad del silencio te ensordece,
y el tormento se adueña de tus días;
solamente la luna se posa en la cornisa
de tu aposento mientras se va la noche,
y por un resquicio ella te filtra esperanzas
con sus rayos que fieles te acompañan;
disipa los temores que se enmarañan
y que las zozobras abandonen sus lances
por los arrabales de tus pensamientos,
en el canto de guitarra conserva la quietud
de tu alma para que jamás me olvides,
alimentando al anhelo que cobró vida,
porque nuevamente invadiré tus días,
y juntos ejecutaremos canciones con dulzor;
no concedas que el onirismo en sus turbulencias
invada frenéticamente a tus realidades,
recuerda nuestros momentos de embeleso
aunque tales días hayan quedado hoy nublados;
y si por incidencia este éxtasis maldices,
son seguramente desatinos tus expresiones;
es por mi causa que el dolor te hostiga,
que tu corazón envolví en pétalos de rosa
y conmigo me lo he llevado, lo siento,
y con lo mucho que me has entregado
sé que aún así de tu lado me he apartado,
sin embargo solamente tú eres mi mundo,
sin tu amor vago, soy un tremebundo,
te sigo amando aunque me haya alejado.