Al mirar el azul celeste
vestirse de gris
triste nadie se debe sentir
pues tan solo es una pasajera
nube oscura que lleva consigo la frescura
que acaricia cual roció en su ventura
la fragancia de gardenias, campos
y valles en su hermosura
y al bajar por la cúspide de las montañas
ríos, mares y lagos es por mientras su morada
y al día siguiente en la alborada
sol naciente ilumina nuevamente tu radiante azul celeste