William Irving Howard Lopez

Perdónate, perdóname.

 

 

 

Hasta que te perdones

el no poder  haberme perdonado,

y te encuentres

con el verdadero perdón,

hasta entonces

podrás volver el sosiego

tanto a tu alma

como a la mía,

hasta entonces

podrá volver la luz

a nuestros oscurecidos corazones.