Ruth González Galindo

Retorno a Casa

Cuando deja uno de ser niño

Se pierde la pureza del amor,

Ya no existen motivos de apego

Hacia el Padre tan amante,

Aunque él siempre atento

No buscamos más su protección.

 

Ay! Cuando deja uno de ser niño

Y se es grande, fuerte y soñador

Ante el mundo exhibiéndose

Con toda clase de tentación,

La curiosidad arde como un fuego

Apostando a la vista lo que es mejor.

 

Un día, creyendo ser para mí una aventura

Me alejé de ti.

Pusiste en mi mano los recursos

Aconsejándome invertir,

Más resuelto a no seguir tus mandatos

Lo gasté todo en mí.

 

Y fui feliz, muy feliz

Al menos hasta entonces eso creí,

Hasta que la mala inversión

Con el tiempo mi alma consumió,

Y en completa bancarrota

Toda mano amiga se ajeno.

 

Tan grande fue la amargura,

De mi triste  necesidad,

Que peor a un huérfano

Mendigaba por un pan.

Y como un sueño inesperado,

Tu gracia se acercó,

Trayendo a mi alma el deseo

 De tu fiel amor.

 

Dando  media vuelta,

Dispuesto a ser un siervo más,  

A tu casa caminé.

De lejos me miraste,

Y tus brazos a mí, se extendieron,

Traje de noble me pusieron,

Y una gran fiesta en mi honor,

Por el regreso del hijo perdido,

Que a su casa regresó.