Kinmaya

Duele tu maldita vida

De pronto, el cielo fue mi lápida, la infamia de tu traición me dejo abandonada en el fondo de mi ser, mis ojos desaparecieron, y las puertas del abismo se abrieron por primera vez.

No puedo ni siquiera gritar, te has llevado nuestro futuro, también nuestro pasado, destruiste todo, todo para siempre, me estoy desintegrando a cada paso, todo se ha ido para siempre, fue como vivir en un mundo fantasmagórico.


Estoy completamente ahogada en mi pena, veo mi corazón flotar en el fuego de tu maldad, nunca jamás me avisaste que eras capaz de algo tan vil e inhumano, cobarde y repugnante, aunque dejaras de amarme, tenías mi alma entera, me has dolido en todo mi mundo, lo has alterado todo, imagine en alguna pesadilla que dejarías de amarme, pero jamás de esta manera tan penosa.

Ya no me quieres, pero en tu desamor también olvidaste quien fui; no, no debiste olvidar, me dueles más que un llanto profundo y más que el miedo a la oscuridad. No puedo dejar de temblar, mi corazón no entiende tu traición, esta espantado, triste busca no agonizar en el torrente de pasión que se apagó, quiere devolverte el engaño que dejaron todas y cada una de tus palabras, aunque le explique, es inútil, ya no tiene con quien hablar.

Aquella mano que un día me acaricio hasta el frenesí con promesas de amor eterno, aquella mano, es la misma con la que hoy flameaste tu espada de traición a todos los vientos, y mientras yo miraba nuestro futuro ingenua; tú la clavaste en mi pecho y sin piedad arrancaste mi corazón de un solo golpe.

Te fuiste finalmente con ella, y me dejaste sola con mi cuerpo errante, sin corazón, sin pasado, sin futuro, y vagando por el valle de los amores malditos y traicionados, en un estado de letargo infinito, sí, en este lugar me has abandonado para siempre...como si nunca hubiera existido en tu maldita vida.