las mariposas
devoran frenéticas madres minúsculas
junto al jardín de los maracuyás en flor
indolente...
otras se han muerto
con los ojos sin lágrimas la diálisis negada
hace tres días
sus hijos gritaron
con guantes en los dientes y mascarillas
al por mayor
dibujados simplemente la tarde es un féretro
que gotea
como arteria como vaso pobre
estrangulado y pobre soy
el ciempiés apátrida que sufre
todas las mutilaciones de rigor
voy
retando a Dios en cada nube
me dejo
colgando los días estériles
con devoción
y el viento suprime las voces
de la ciudad de ninguna parte
qué tenemos
aún para llorar para escupir la sangre imperfecta
pues
el desagüe de las horas
y la ira de los muertos
para ahuyentar el miedo
una sustancia dulce que nos vuelve
invulnerables
como la nada...
esperanza en aerosol