Simon Abadia

Libro sobado con margaritas secas.

Libro sobado con margaritas secas.

Cuando me doy cuenta comparativa
de mi soledad en tiempos de niño
al ver libros antiguos
cartas que amarillean en sus tonos
y libros artesanos no leídos.

Voy de la mano y noto la dureza
de sus huesos que, tibios, temblorosos,
la biblioteca es ermita
del silencio de libros encantados
y ascetas, como cuentos de la abuela.

El que solo tiene ojos para libros
me enseña uno sobado de tocarlo
con unas margaritas secas, muertas,
que perduran en tiempo
en el romanticismo de la guerra.

Pocas palabras vivas, silenciosas,
enseñan sentimientos
que pasados tres cuartos de mi siglo
recuerdo a mi maestro que acaricia
el libro con la flor, emocionado.