Consumidos por el deseo y la locura...
Consumidos por el deseo y la locura...
Consumidos por el deseo de poseernos.
...Tú eres mi pasión y yo soy tú locura...
Cómo te explico lo que me haces sentir,
lo que mi piel a gritos te está pidiendo...
lo que mi cuerpo quiere y necesita de ti.
Hay una luz en tus ojos que me hace desearte
y me hace pensarte tantas veces dentro de mí.
Crece este deseo y quiero que vengas a besarme
a sentirme a tenerme, muero de amor por ti...
Estoy Muriéndome de ganas de poseerte...
Soy fuerte y al mismo tiempo débil cuando estoy contigo
Porque te deseo tanto ¡Te Amo, eres mi hermoso Amor!
En medio de mis piernas esta el deseo y el espacio donde
mejor te acomodas y mi cuerpo el mapa perfecto de tus travesuras
y de tus manos para que recorras toda mi piel y beses
cada poro de mi cuerpo, hueles a deseo, amor y pasión,
nos estamos consumiendo con el fuego que arde en la piel
de los dos, nos consumimos entre el bien y el mal.
Armonía musical en el lecho del amor que sintoniza con la pasión
canción cantada por los dos... Mi Ángel de amor.
Como preludio al amor que nos ata con pasión y deseos,
los cuerpos son como brasas que nunca se apagan...
Tú eres mi pasión y yo tú locura, por ti soy una demente
apasionada de tus besos, de tus ganas, de tu antojos y deseos.
Por ti quiero entrar en tu juego del placer erótico y sucumbir,
Quiero que tú seas mío y yo tuya en un orgasmo de poesía.
Y dejar que la noche nos lleve por la ruta del amor
y la pasión nos posea para arder en llamas que nunca
se apagan, somos cómo fuego que arde y no se consume,
tu hombría me lleva al altar donde comulgan los cuerpos
poseídos de amor, amándose y sabiéndose para toda la vida.
Tú eres mi pasión y yo soy tú locura, estamos locos de pasión.
Somos unos dementes consumidos por el deseo y la locura.
Me sabe a ti estar loca, tú seas mi loco amor y mi pedazo de cielo,
en la tierra, encerrados en el manicomio del amor de dos vidas
que se encontraron para enloquecer de amor, dementes y apasionados.
Tú mi locura y yo tú pasión hasta morir de locura.
Alicia Pérez Hernández... México
No es la pluma la que escribe, es el alma
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