Enhiesto y enorme
te yergues,
en la oscuridad de la mar
iluminando con ostensible indiferencia
los pequeños
orificios y retazos
por donde veo
el Mundo...
Soles de amanecer y ocaso...
vidrios esmerilados
de colores brillantes,
posees...
paredes ennegrecidas,
hechas de ladrillo y barro
cubren tus hierros
forjados y herrumbrosos...
Hablan de tí cientos de años
de brillar en la noche...
(como únicos testigos:
la mar y las barcas)
Mis párpados sin noche,
te admiran...
¿Qué isla asediada palpita y añora
tu nombre?
Farol Gigante
de las impiadosas vidas...
Te rodea el océano diáfano
y embravecido,
donde arde indiferente,
el vuelo de una gaviota...
(Patricia)