Me tenes seco de vientre, rantifuso, atornillado
es que siempre estoy confuso, veo al vesre, huelo amargo
sobre todo cuando piantan tus ojitos de mis labios
o esa sorna de tu risa me atraviesa hasta las manos.
Voy irónico, a destiempo, cancherito, superado
y me como los amagues de pestañas sobre párpados
de los ríos de tus hombros, la cascada de tus brazos
y las finas madreselvas de tus senos apretados.
yo me muero en los ocasos de las tardes de verano
cuando el vino de tu lengua con el que siempre he soñado
me combate todo el fuego que me estuve propagando
en los ojos,
en el pecho,
en el cuerpo,
en todos lados.