Por primera vez en mi vida pienso en la esperanza de la redención,
Por primera vez en mi vida el dolor de los ancianos,
Me hace olvidar mi interior , no me queda más que admiración,
Hacia el carácter abnegado, y estoico de mis conciudananos.
No nos merecemos políticos de todos los signos tan indignos,
Tantos juglares de los denostados y sucios infiernos,
No siento más que respeto y admiración hacia los médicos,
Y que por los demás asumen injustos e imprevisibles riesgos.
Sé que en la historia ha habido otras pestes y pandemias,
Otros extraños e inevitables juegos de azar con la muerte,
Siempre se ha dicho que las pandemias no distinguen,
Entre ricos y pobres, pero esta sí que parece que distingue.
Tengo por fin la esperanza de la redención,
De un cambio al final de ciertas y extrañas normas,
Me preocupa la inseguridad latente hacia nuevas pandemias,
Y la zozobra susurrante hacia miedos y nuevas parafernalias.
Espero que por lo menos nos sirva para no olvidar,
Que no todo es triunfar temporalmente y trabajar,
Tener un mundo limpio y sano, con una sanidad pública,,
Bien dotada, bien equipada y bien estructurada.
Tengo una esperanza en la redención,
No a esta excesiva globalización,
Que destruye trabajos solo por inútiles estrategias de costes,
Y una mayor coherencia utópica hacia cierta humanización.