Te veo tan cerca pero tan lejos a la vez,
que casi no puedo cerrar los ojos
para permitirme ver el atardecer
de mis lágrimas estallarse.
Te imagino rozar y explotar en mil pedazos,
como mis lágrimas llorar en silencio;
te imagino cerca de aquel horizonte
que yo siempre imaginé,
y que una vez más se fue para no volver.
El viento sopla para perderse en un mar infinito,
donde la oscuridad gobierna el silencio,
que se convierte en lágrimas,
y que esas lágrimas que recorren
al susurrarte al oído que mi corazón está partido.
Una vez más me encuentro solo y sin fuerzas,
una vez más el atardecer se convirtió en naranja;
una vez mis lágrimas recorren caminos
a los que yo un día los recorrí con los pies descalzos.
Yo nunca me perdí en el infinito mar,
pero esta ver estaba buscando tu voz,
para escucharla la última vez.
La realidad se hace eterna,
como las agujas avanzan,
y yo retrocedo.
Ando por la calle para recoger mi cadáver,
que una vez me cubrió de una bala,
que un día más dejó huella en mitad de mi suela.
Quiero volver a oírte susurrar,
que tu voz se alce sobre el inmenso cielo,
y que cuando caiga la noche,
mis lágrimas me cubran de la fría noche.
Una vez más quiero oírte respirar
mientras que el viento respira al oeste.