Todo lo lejos que te siento
cada día, cada semana
más fangosos se vuelven mis pasos hacia ti
y de la esperanza solo siento su ausencia en mi soledad.
Quisiera vivir y por morir no ceso
en cada suspiro, en cada respiro
el deseo por a tu lado estar
se vuelve impenetrable, denso, eterno.
Mientras, tu, inerte a mi sentir
viajas sola, interna, absorta
y por mirarme no detienes tu paso
ignorante de mi, de ti, de nosotros.
Hunde la daga mortal del desprecio
acaba este lento y doloroso latir
da el golpe certero que deja a los amantes
de nuevo solos e inmunes a otro nuevo sufrir.