Tú También Eres Mi Unico Amor
Y aquella tarde, la que se había
convertido horas más tarde
en una romántica noche estrellada
con luna llena, que iluminaba
todo el jardín de la casa de ella.
Y allí, bajo la luz de la luna, su
amado, con la hoja en la mano
leía un poema para ella
con gran emoción,
al tiempo que la miraba
tiernamente a sus ojos.
Y en el preciso momento
en que terminó,
ella lo miro con dulzura,
obsequió su tierna sonrisa
y una suave brisa agitó sus cabellos
dejando al descubierto sus rasgos.
El chico nervioso esperaba
ansioso la respuesta de ella
y en lugar de eso,
se paró de la mesa diciéndole
que regresaría tan pronto
como pudiera.
Mientras que él se desvanecía
de la gran angustia que sentía,
sentado allí,
nervioso e inmóvil permanecía.
Y seguía esperando su respuesta.
El poema decía cuanto la amaba.
A su regreso ella tenía en las manos
un pequeño trozo de papel
y un fuerte dolor de estómago
sentía él, con el rostro desencajado
que no sabía si reía o lloraba.
Sudores mojaron su frente
y la miró silente, a la espera
paciente de su respuesta.
Y ella giró el papel que cubría
con su mano abierta
el que decía…
_Si, tú también eres mi único amor.
Tan pronto pudo leerlo
todo cambió para bien y volvió
a ver aquella noche estrellada
y el rostro bello de su amada,
quien lo invitaba con su mirada
a besarla.
Evola.RL
18:04:2020 RD