Yo nunca fui ese sol
que iluminaba a este mundo
Tampoco fui aquel ruiseñor
que cantaba por las mañanas,
Solo fui un poeta
que en su verso fecundo
Veía florecer aquella rosa blanca
Que en mi rosal jamás reverdeció.
Solo fui un vagabundo
que vagaba por las calles de la fantasía
Tratando de huir aunque fuera por un segundo
de esta triste realidad,
Con una tenue esperanza
de encontrar un poco de alegría
Que en mí, no había ya
Porque cual aquella rosa blanca,
también en mi no reverdecio.