Eduh Siqueiros

Ofreceré mis brazos

Viviendo el hoy con vehemencia,
antes de caer perentoriamente en la locura,
amando para poder sentir la vida,
con el sabor de la existencia, hieráticamente,
haciendo caso omiso a los recuerdos
que torturan a los pensamientos de obtusidad,
sin contabilizar los labios que rozaste,
ni cuántas pieles les dejaste marcas con tus manos,
respirar la aquiescencia del presente,
que cada abrazo sea como el último,
entregar el alma en cada «te amo»
y sin planificar el porvenir carente de certeza,
resistir siempre para no terminar muerto.


En el avance sobre las sendas se escribe
con bitácoras un libro de vivencias,
mismas que definen -con los saberes-
la consistencia que cada ser forja
como su personalidad sin variaciones,
vamos alimentando la motivación de aniquilar
a los miedos que suelen acosar resueltamente
a nuestra cognición sobre la travesía;
bien sé quién debo ser y a dónde quiero llegar,
y aunque sea poseedor de algún defecto,
acepto las objeciones acerca de mi persona,
me rodeo de personas únicas y prosigo
en la conducción como aproximándome
y teniendo puesta la mirada al verdadero destino,
sé que no dedo recorrer marcas que no son para mí
pero sí debo dejar los rastros de mis pasos
y en mi recorrido no me evitaré las cuitas
que me hagan tener mayor fortaleza,
lo que sí puedo es ofrecer mis brazos,
para que otros se encaminen con más ligereza.


Con el aturdimiento gobernando
a mis sentidos te he amado tanto,
pero al percibirme en el quebranto,
me exijo hoy cavilar con detenimiento,
¿perderé mi dignidad y mis anhelos?
sólo nosotros somos los conductores
y nadie más hacia el fin de nuestro destino;
bien podría evaluar todo sin novedad
y seguir deteniendo al tiempo contigo,
pero me valoro y por eso me exijo
a vivir y creer que no hay más heridas
en los muros de mi corazón,
que todas las experiencias vividas
fueron quimeras y que no son
importantes el rememorarlas,
sé que olvidarlas es imposible
a no ser que sí sórdidamente por patología;
pero esfumaré los deseos de venganza,
sin duda sé bien que algún día
abrazaré todo con mesura
pero en paz y sin rencores
me arroparé genuinamente de amores
y aún más persistiré en mi intento
de entregarme pero sin temores,
y quizás encuentre a mi complemento.


Ahora más que nunca es viable,
transmutar todos los lastres
que viviéndolos impidieron el ver realizar
a la consumación del sueño en su ternura,
las sensaciones y las emociones
se los deberán llevar los vientos,
que el trance que parecía interminable
hoy se finiquita para revivificar
mi cuerpo en su desgaste y florecer;
ya no debo sentir odio, lo sé,
disiparé los sueños de vanidad
y forjaré nuevos que me alienten,
que aún mi alma y corazón viven,
porque un ángel me devolvió el valor
y todo lo que no te pude ofrecer,
sé que me lo perdonarás, oh hermosura,
como yo te perdono lo que te faltó.