He dejado tanto y
tanto me ha dejado.
Cómo identificar los segundos buenos,
esos que no se van,
que permanecen como un largo río.
Cómo saber, amor mío, cómo saber…
No vi la mano del cemento,
ni el rubor del plástico,
tampoco la advertencia de las telas,
¡Era el último segundo!