Te amo porque no me dejas ser,
quien se juzga por las noches,
para hundirme en un mar,
lleno de fantasmas y reproches.
Te amo porque asi me olvidas,
cada emoción hecha pedazos,
porque me ayudas a no pensar
en la niebla y escasez de mi alma.
Aprendí a sedar tan bien,
al corazón a una misma hora,
y ya con tus abrazos,
lo volví más grande, inquebrantable.
Te amo porque ya no encuentro
motivos para cortar mi pelo,
que alarmaban a mis ansias,
a mis recuerdos sucios de invierno.
Te amo porque he perdido
el camino que me hacia llorar.
Te amo porque me amas,
como yo, hasta el final.
Bea Ramirez