SUENA EXTRAÑO
De repente no existe la persona
en que pueda confiarse. Lo absoluto
se hace relativo en cualquier zona
y el castigo nos cae con su fruto.
Ni un beso en el entorno nos corona
ni un abrazo acompaña a nuestro luto,
y los rostros cubiertos en la lona
reflejan el cansancio de un minuto.
Y cuando pase, aquel sobreviviente
verá al avaro, al déspota o perverso
mezclados entre un guarro o delincuente.
No creo que lo malo sea inverso,
y si estoy entre un vivo remanente
seguiré con el mundo de mi verso.