Disfrutando del paisaje
que la vida me ofrecía
aquella mañana soleada,
caminaba bajo el sol ardiente
sin pensar en nada que no fuera
la delicia de sentir el agua
acariciando mis pies.
De pronto apareció ante mis ojos
una hermosa caracola.
La tomé, llevándola a mi oído.
\"Te extraño mucho...
Me haces mucha falta\".
Escuché la voz cálida
de aquel amor que tenía en el olvido.
Miré con nostatalgia hacia el horizonte
y seguí mi camino.
Anna Gutiérrez.