Sé que estoy ahí.
No necesitas aclararlo,
aunque aveces quiera que me lo digas.
Disculpa la insistencia,
pero todo es más bello
cuando sale de tu boca.
Sé que estoy ahí.
Resvalándome por las cuencas de tus ojos
y haciendo un vestido con tus pestañas,
oleando con una falda que lagrimea
ante tus bostezos matutinos.
Te recuestas a mi lado
y pienso que no existe nada más perfecto
que el aroma de tu fresca piel.
Sé que estoy ahí,
sin pecar de egocentrísmo.
Ya te he conocido;
hoy te conozco. Cada día.
Y si me equivoco,
déjame gozarte más horas.
Que mi verano puede ser invierno,
y me sabes mejor
bañado en la arena.
Sé que estoy ahí.
Nos elegimos.
Podemos fugarnos, y ser aves.
Desestructurar la monogamia y
titanes de los cuerpos desenfrenar
las ganas
inmensas.
Sé que estoy ahí.
O realmente, no lo sé.
Pero, me gusta pensar que sí.
Al menos... tú sí estás aquí.