ANOCHE, UN BESO Y DESPUÉS...
Anoche soñé contigo,
todo no puedo contar,
porque fue un sueño atrevido
que me hace sonrojar !
Pero llegabas de lejos
y yo te iba a buscar,
por la tarde, al aeropuerto,
ansioso de tu arribar.
El mate me acompañaba
y tú venías por él,
como dijiste en la charla
que mantuvimos ayer.
Al no saber de tus gustos
para endulzar llevé tres,
muy conocidos productos...
Edulcor, azúcar, miel.
Si lo quisieras amargo,
amargo te lo daría,
pero es difícil, pensando...
Lo dulce que eres, mi niña !
Retirado el equipaje
y ya listo emigraciones,
entre risas, charla y mates,
escuchando unas canciones...
Nos subimos a mi carro
y comenzamos a andar...
Verte a ti era como un cuadro,
hermoso para observar !
Y así pasé a ser tu guía.
Mil preguntas al azar.
Yo contestaba; tú hacías,
de tal o cualquier lugar.
Te alojaste en un hotel,
nos fuimos a caminar,
muchos sitios te mostré,
después te invité a cenar.
Era cual sueño en mi sueño.
No lo podía creer.
Frente a mi, tus ojos bellos
y tu estampa de mujer !
Nuestras miradas se hablaban.
Hubo un brindis especial.
Mientras las copas chocaban,
el deseo era total.
Tú sabías... yo sabía.
Tú querías... yo también.
El fuego nos consumía
pero sin dejarlo ver.
Tu sonrisa picarona
puso fin a mi silencio,
tomé tu mano sin broma,
me acerqué y le di un beso.
Muy sutil, muy despacito,
una delicada acción,
cual un saludo cortito
en tal preciada ocasión.
Luego de un postre exquisito
nos tomamos un café
y de allí fuimos al río
sin saber mucho que hacer.
La costanera se hallaba
toda adornada con flores,
para darte a tu llegada
sus aromas y colores.
Y la luna grande y bella
allí estaba en el lugar
acompañada de estrellas
que deseaban comprobar...
Si lo que yo les contaba
era la pura verdad,
de la belleza en tu cara
y tu cuerpo en general.
Justo debajo de ellas,
allí te supe besar
y tú a mi, por vez primera,
porque hubieron muchos más...
De la cintura a los pies.
De los pies a la cabeza.
Al derecho, al revés
y en posiciones diversas.
Nuestras manos recorrían
con un intenso placer,
cada rincón, cada vía,
que era formada en la piel.
Miradas...Dios, que miradas
expresivas por demás.
No faltaba decir nada,
todo era musa al compás !
Un lecho desordenado,
revuelto de aquí y de allá,
las cosas por cualquier lado
y entre medio, todo y más !
Pasión, lujuria, deseo.
Placer colmado de amar.
La intensidad ? La del fuego...
Que nos quema sin piedad !
Mas... como todo en la vida
tiene principio y final,
te fuiste sin despedida
ni bien supe despertar.
Pues había sido un sueño.
Sólo un sueño y nada más.
Que pena me dio al saberlo
ni bien logré despertar !
Luis A. Prieto
7/05/2019